sábado, 15 de diciembre de 2012

LA ASOCIACIÓN CULTURAL EL BEZUDO CON VICTOR CHAMORRO


Nos comunica nuestro Presidente, Juan Vicente Rosado, que ha fallecido, Tere,  la mujer de Víctor Chamorro,  en nombre de la Asociación Cultural El Bezudo queremos expresarle nuestro más sentido pésame a nuestro ilustre paisano.

Desde aquí queremos resaltar la generosidad de Víctor  con nuestra Asociación ya que en dos ocasiones ha tenido la deferencia de acompañarnos con su sabiduría y  saber estar en sendas Semanas Culturales.

Víctor Chamorro nació en Monroy en 1939, cuando su padre ejercía de  Secretario del Ayuntamiento, aunque, su pueblo de adopción es Hervás donde ha pasado la mayor parte de su tiempo.

Licenciado en Derecho, se dedicó a la enseñanza en el Colegio Libre Adoptado de Hervás y en el Colegio Destino de Madrid

En 2012 le ha sido  concedida la Medalla de Extremadura. Por ser el escritor extremeño con mas obras publicadas.

Finalista del premio Planeta por dos veces en 1963 y 1964, del  Nadal, del Alfaguara, del Ateneo de Sevilla, del Blasco Ibáñez entre otros.

Con La Venganza de las ratas gana el premio Urriza, con El Seguro gana el Ateneo Jovellanos 1968 de novela corta, con las Verdades del Barquero gana el Café Gijón  2002.

Escritor muy comprometido con Extremadura, a la que dedica una mirada compasiva, sobre todos con los más humildes que, por cierto, han sido muchos  a lo largo de su  historia. Tiene varias obras dedicadas a ella: Las Hurdes tierra sin tierra, Sin Raíces, Guía Secreta de Extremadura, Extremadura, Afán de miseria, Por Cáceres de Trecho en Trecho, Historia de Extremadura (8 Tomos), Érase una vez Extremadura.

De  una interesante entrevista realizada a Víctor Chamorro por Andrés Fernández para la RepúblicaCutural.es,  resaltamos lo siguiente:

La Iglesia quiso justificar su enorme riqueza, que no solamente proviene de la tierra, también del diezmo, de las primicias y de las bulas. Para legitimarlo echa mano de poetas o de grandes pensadores, como Donoso Cortés, del que se puede decir que allí donde hubo una revolución nazi o fascista, el libro de cabecera del tirano eran sus obras completas. Si en siglo XVII, en la primera reforma agraria que se hizo en Europa, Pedro de Valencia dice que la tierra se le ha de dar al que no la tuviere, en el XIX o XX Donoso Cortés dice que la tierra, que por sí es eterna, solamente puede ser objeto de propiedad de apellidos nobiliarios o de la Iglesia que nunca pasan. La Iglesia echa mano de estos pele mandamos para justificar algo injustificable, y es que permitió que Extremadura fuese un gueto durante siglos y que se hiciese un genocidio programado.

 Una de las cosas que más le han avergonzado a Castilla, Extremadura y Andalucía es el hambre, el subdesarrollo, recordar de dónde se ha venido. La gente que más hambre padeció, que más paludismo padeció y que más penurias padeció, son los que más se han avergonzado de sus antecedentes, y que los han incorporado como complejo de inferioridad histórico y regional. Lo que menos quiere un emigrante es que se le hable del hambre que se vivió en Extremadura y de las ocupaciones de tierra que se intentaron para remediar la situación económica. No, eso fingen que no ha pasado, que ellos se fueron, por el motivo que fuese, pero no porque eran fugitivos del hambre y de la enfermedad.

La única cultura que recibió el pueblo en Extremadura a lo largo de los siglos, y que se mantiene, es la cultura religiosa elementalísima, la Biblia para párvulos. Toda la historia de Extremadura es la historia entre dos discursos, el discurso hasta la II República de bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra después de muertos, las dehesas celestiales; y el discurso opuesto, el de los maestros de la II República y de las casas del pueblo de bienaventurados los que seáis bravos y queráis ocupar, aunque sea violentamente, un trozo de tierra que os fue expropiada y que no sea de arriba sino de abajo, y arable, y pisable. Son los dos discursos, el Catecismo del padre Ripalda y del padre Astete, y el discurso que propicia las ocupaciones de tierra, el discurso marxista: la tierra para el que la trabaja; la tierra de nadie los frutos de todos; a desalambrar, a desamblar; y a ocupar.

Fue ese el gran logro de la II República, el implementar la figura del maestro?

Totalmente. Estamos hablando del maestro de cabecera, del maestro machadiano, el maestro que empezó siendo maestro, en el mismo turno, de niños y de señores de 30, 50 ó 60 años. Ahí se mezclaban todos, porque no había más que un pequeño local en las casas del pueblo.

Los maestros de la República eran todos excepcionales y provenían todos del anarquismo o del socialismo, y el pueblo los llegó a querer mucho porque eran los primeros maestros que habían tenido. Desde que nace Extremadura hasta la II República nunca hubo maestros, porque la poca enseñanza que hubo fue de colegios religiosos de superlujo para los hijos de las élites adineradas. Los únicos maestros que tuvo el pueblo fueron los curas, que desde la sacristía y los púlpitos impartieron el discurso que hemos dicho de la resignación, de la vida como un castigo, del tránsito que era cumplir con la pena adánica que habíamos heredado. Luego vienen los maestros republicanos y le dicen al pueblo que os han engañado, sois seres humanos, tenéis derecho a otra vida, a que vuestros hijos coman, a que tengan médicos… El pueblo sintió que estos maestros no les engañaban y se sintieron engañados con los maestros anteriores. Ahí la Iglesia perdió absolutamente toda su clientela.

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